Recuerdo su llegada al sótano de aquel bujío, había escuchado hablar de él pero jamás le habia visto. En el ambiente se respiraba tensión como si de una guerra se tratase. Al bajar por esas escaleras ví desfilar delante de mis ojos a un grupo de muchachos todos jóvenes, con ansia, con ganas de demostrar. Alguien, no recuerdo quien, me dijo -ese es él- y entonces aquella gente empezó a abrir sus gargantas, y no se por que un escalofrio recorrió mi cuerpo. En ese mismo instante mi padre me dijo al oido -¿sabes? en un grupo como este quiero cantar yo-. Curiosidades de la vida o será lo que llaman destino.
Después de dos años me encontraba en ese mismo grupo de muchachos con unas baquetas entre mis manos, igual de joven, con la misma ansia y las mismas ganas de demostrar y han pasado seis años más, con alegrias y tormentos, con ilusiones y esperanzas, con dulzuras y amargores, pero al fin y al cabo en mi grupo. Han entrado, han salido, han vuelto a entrar pero hoy por hoy yo no cambio ese compás que sus musiquitas me dejan marcar al ritmo de mis manos sonando al mas puro 3x4, ni la sensación de que es algo mio parte de mi. Aunque hay amores que matan, hecharé de menos una garganta hechandome la buya aunque de mi no se tratase o unas muñecas grandes y fuertes que me den una lección de como tratar un parche, ni un platillazo a contratiempo ni el mismo bordoneo de siempre, pero me consuela que sus musiquitas sigan arracando de mi ese mismo sentimiento de aquel dia en aquel bujío, pero ahora con la suerte de poderlas tocar y acompañarlas con mis letras.
Aunque sigas aquí con los tuyos te echaré de menos compañero cuando en un escenario mire a donde mire y no estes cerca, pero mis ojos te buscarán por el público para que me des tu consentimiento de que todo va bien.
Pisha espero no defraudarte y..... por eso grito, yo grito a los cuatro vientos: SALGO CON EL GADITANO.
La cania.