Perlimplín es un personaje que se ha colado en el Teatro Cervantes para darle cuentas a Don Carnal de lo que se dice de él y cómo los carnavaleros de Málaga le rinden honores. Perlimplín es a veces un poco ingenuo pero en el fondo sabe lo que quiere contar y para nada es malvado. Describirá lo que ha visto. Contará lo que le ha emocionado. Citará aquello con lo que se ha reído. Y sobre todo no minará el esfuerzo ni las ganas de apostar por la fiesta que tiene todo el que se sube a un escenario a pregonar sus coplas.
Perlimplín llegó el pasado domingo al Cervantes con la sensación de que estaba ante un anticipo de la Gran Final del Concurso de Agrupaciones de Canto del Carnaval de Málaga. Había gente a las puertas del teatro intentando rascar alguna entrada de última hora porque en la primera semifinal los seis grupos que actuaban eran favoritos.
Abría la noche carnavalesca la murga Las mantis religiosas de Jorge Real Santiago El Gaditano.
El aroma a incienso invadió la escena y al alzarse el telón el público se encontró con doce componentes ataviados de mantilla de forma esperpéntica y desenfadada especialmente en el atrezzo. Y es que al vestido y la mantilla negra le acompañaba una peineta realizada con papel de plata coronada con dos caretas de carnaval. Las mantillas iban provistas de medias de colores -rosa (al modo de medias de torero) y celeste- con escapularios y bastones que mostraban la imagen del alcalde de Málaga‚ Francisco de la Torre.
Al modo de mantillas marujas llevaban colgado del brazo un gran bolso en el que portaban el avituallamiento que les iba a hacer falta para a emular un recorrido semanasantero. El grupo cantó sobre un telón de fondo en el que aparecía una estampa difuminada del trono de una virgen a su paso por la Alameda Principal llena de gente. Aparecía la caricatura de ésta en primer plano y al fondo se divisaba el manto de la virgen. Muy buena puesta en escena para parodiar a este personaje típico de los desfiles de la Semana Mayor malagueña.
Las mantis religiosas cantaron muy afinadas un repertorio medido y arrancaron aplausos especialmente en el segundo pasodoble y en los dos cuplés. El pasodoble fue de despedida del propio autor. El Gaditano anunció que se va. Cede el puesto a otros autores. El adiós fue sincero y rematado con la siguiente expresión: “Se despide un gaditano que muere por tus carnavales”. ¡Bravo por este autor! Gracias Gaditano por haber sido parte de este Carnaval de Málaga tan diverso que tenemos y en el que cabe todo el mundo y hasta la más inverosímil historia.
El primer cuplé fue dedicado a la Pantoja y al sufrimiento que tiene ésta con los disgustos que le da Julián Muñoz y su hijo Paquirrín. A uno lo han metido en la cárcel y ellos vaticinan que si el otro hace alguna fechoría lo van a enviar a Selwo (por lo poco agraciado de cara que es). Eso es lo que proponen ellos. El otro cuplé hizo alusión a un viaje hipotético que estas mantillas hicieron por medio mundo y hasta en Egipto se encontraron con el Mocito Feliz (personaje popular malagueño que siempre aparece en eventos protagonizados por famosos por muy remoto que sea el emplazamiento). El público no ocultó sus risas.
El popurrí (muy bien interpretado) llegó al público especialmente cuando se dirigieron sus coplas alcalde. También cuando describieron la pechá de comer que se habían dado durante su procesión y sus niños les preguntaron si salían en Las Penas o en la Santa Cena. No faltó el aplauso cuando cambiaron sus zapatos de tacones por zapatillas cuando estaban a punto de acabar con el popurrí. Mucho espectáculo y pasacalles sobre las tablas y una gran semifinal la de esta murga. Quizás sea uno de los repertorios más completos que haya escrito El Gaditano. Ahí queda.
El huérfano‚ la leyenda de Lucifer
La comparsa de David Santiago se presentó a las puertas del infierno (así constaba en le telón de fondo) en una alegoría poética muy elogiable. El grupo vistió con capa y capucha color rojo granate en la presentación y en el transcurso de ésta daba a conocer el resto del tipo. Hombres con maquillaje blanco en el que aparecían jirones negros. Pelos engominados en punta y con color ceniza. Sus cuerpos estaban enfundados en mallas grises cubiertas con faldones de cueros‚ a modo de guerreros. Por la espalda de cada componente asomaban alas de demonio anaranjadas y roídas Los figurantes custodiaban el grupo con semblante serio y actitud impertérrita portando enormes cruces. Estos representantes del infierno glosaron un repertorio de pasodobles sobresalientes. El primero dedicado a una mujer embarazada (supuestamente la del autor). La letra es una auténtica declaración de amor que emociona; es más pone el vello de punta. David Santiago no pudo ocultar sus lágrimas al declinar estos versos llenos de sensibilidad y sentimiento. Enhorabuena por la noticia y por escribir así. El segundo pasodoble fue un relato en el que el autor dictó su particular sentencia contra dirigentes y organizaciones de nuestro siglo que han minado las libertades de los pueblos. Aludió a Pinochet‚ a Fidel Castro y a ETA. Bueno fue este pasodoble social y de denuncia.
La interpretación del popurrí fue impecable y la actuación en general fue más rotunda que la que hicieron en preliminares. ¿La pena? Que esta fue la última actuación de David Santiago en el concurso de canto de la capital. Cantó a sabiendas de que la Fundación Ciudadana del Carnaval de Málaga lo podía sancionar. Y es que él solicitó a esta organización allá por el mes de diciembre de 2006 la posibilidad de intercambiar a los miembros de su grupo en las distintas fases del concurso de este año‚ como permite las bases en el apartado 6 de las Normas de Obligado Cumplimiento. De hecho‚ los inscribió con esa condición. La Fundación no le advirtió de que si lo hacía podría ser descalificado. Todos hicieron una rotunda actuación con la que Santiago se despidió entre dientes y con un: “Hasta siempre”. Este autor asegura que no volverá a pisar las tablas de un teatro de la capital.
David‚ la calle te seguirá esperando.
Esta murga es pa dormirse
Otra original puesta en escena de acuerdo con el tipo. La murga de Benjamín Pastor va de hipnotizadores y monta un show durante la actuación. Se presenta parte del grupo como la orquesta de una sala de fiesta (se llama irónicamente La Cutre Band) y el resto son cuatro ilusionistas y cuatro personajes procedentes de los figurantes que se ofrecen para ser hipnotizados. Los ilusionistas van ataviados de negro con chaleco brillante y pelucas blancas y gafas exageradas de tamaño. Los hipnotizados son: un cateto‚ un heavy‚ un ciudadano de Cuba y uno vestido de chaqueta. La agrupación no dejó en ningún momento de hacer tipo y hay que destacar la dificultad de cantar cuando supuestamente se está hipnotizado. Mucha comicidad y para nada sentido del ridículo.
De los pasodobles destacar la sentida letra dedicada a lo que significa ser del equipo de fútbol de la ciudad. Dijeron que ellos tenían el corazón blanco y azul y reprocharon a quienes anteponen su afición al Barcelona o el Real Madrid. Luego hubo un cuplé de réplica al autor en el que el grupo desmentía que aquél hubiera sido sincero en su defensa del Málaga. También hubo un cuplé muy simpático e incluso comprometido dedicado a Alba‚ otro personaje del carnaval malagueño. El estribillo de los cuplés es muy acertado porque consigue poner a todo el público de pie.
El popurrí es un relato continuo de equívocos entre ilusionista e hipnotizado que lleva al público a la risa que en algunos momentos se convierte en carcajada. Este grupo también tuvo mejor actuación que en preliminares notándose especialmente en la parte final del repertorio que exhibieron con soltura‚ rotundidad y simpatía. Para no perdérselo y para la Final.
La vieja estación
Este grupo de Arroyo de La Miel que dirige José Redondo va escalando cada año peldaños de calidad. En esta edición de 2007 representa a ferroviarios de una estación añeja. Portan equipaje en cajas de madera en las que constan disfraces de otros años. Cantan sus coplas con un paisaje de fondo en el que se divisa un horizonte de montañas y un extenso tren que sale de un túnel en dirección a la estación. Hay figurantes. Son mujeres vestidas de época con pamelas y sombrilla y un elegante hombre con pipa y sombrero de copa que esperan subir a los vagones.
El primer pasodoble fue un bonito y entrañable homenaje a Miguel El Ciego (un veterano del Carnaval de Málaga que siempre tiene una palabra de aliento para los grupos de canto y que padece de ceguera). Ellos les dedicaron frases como estas: “ojalá algunos nos vieran como tú nos ves”. ¡Bien¡ por Redondo que tuvo sensibilidad y reconoció la labor de alguien que apuesta por la fiesta. En el segundo pasodoble hicieron un piropo a Málaga. Enumeraron atributos y condiciones que definen a la ciudad y a su gente. El estribillo de los cuplés es un guiño a las malagueñas para que éstas vivan el Carnaval al compás que marcan ellos con su vaivén. No es mala invitación.
Del popurrí‚ muy alusivo al tipo‚ destacar una cuarteta de crítica a quienes de forma despiadada se dedican a criticar a la fiesta y a quienes la hacen.
El grupo hizo una actuación buena y ratificó la buena impresión que dio en preliminares.
No hay tres sin dos
El grupo que dirige Alberto Zumaquero es una murga que exprime muy bien el personaje al que representa este año. Esposos que están esperando a las puertas del paritorio de urgencias a que su mujer traiga gemelos. Ellos portan trillizos con todos los avíos correspondientes. Van en pijama con chaleco azul del que cuelgan biberones‚ sonajeros‚ chupetes y peluches para distraer a los tres niños. Uno de los pequeños va en carrito. Otro va a la espalda y el último en brazos. El telón es la propia puerta de urgencias en la que aparece una enfermera implorando silencio con esta expresión propia: ¡Cayarzu!. También aparece dibujado un extintor con el letrero: Es tintó de verano.
La puesta en escena es muy original y las situaciones que describen también.
Las versiones de música que se hacen tanto en presentación como en popurrí están hábil e inteligentemente elegidas ya que el público las identifica perfectamente consiguiendo que éste se enganche a la letra. Ellos narran cómo les ha cambiado la vida desde que son familia numerosa. A veces lo hacen en broma y otras en serio como en el caso del primer pasodoble. Aquí expresaron lo que se siente cuándo se es padre.
El segundo pasodoble no es tan alusivo al tipo pero es más original porque explica los motivos de por qué su murga suele dedicar los pasodobles a temática seria. Defienden que esta pieza está ideada para expresar sentimientos y ellos así la conciben. Además es una crítica velada a quienes a su vez les reprochan que no hagan de reír en los pasodobles. Estos murgistas concluyen que para este otro fin ellos tienen los cuplés. Para estas piezas eligieron uno más acorde con el tipo ya que hablaba de una supuesta ligadura de trompas que iban a practicarle a su mujer. Jugaron al equívoco e hicieron chiste con la acepción popular de la palabra trompa (igual a pene en este caso). El segundo cuplé fue más surrealista. Versaba sobre la devoción desmedida al Cautivo que tenía un familiar. Era tanto lo que le pedía que según ellos la imagen sagrada estaba ya harta y esperaba que llegara el familiar para colocarse en cruz y hacerse el muerto. Ambos fueron bien acogidos por el público. El estribillo es muy ingenioso y celebrado por el aforo del Cervantes.
El popurrí juega mucho con la música y las situaciones absurdas del tipo que no dejan indiferente a nadie. Para no perdérselo. La agrupación se vino arriba en esta fase del concurso.
El último amanecer
La comparsa de Los Gallegos representa un duelo del siglo XIX en las playas de La Malagueta (a la altura de los baños de Apolo). Así reza en el telón de fondo y lo proclaman sus letras. El repertorio describe el concurso de coplas como un duelo que mantienen quienes concursan. Lo que les reta es cantarle a Málaga y por ello estos comparsistas luchan. Recrean toda la escena con la presencia de los contrincantes y sus aliados. Van ataviados con traje de época de distintos colores. Llevan guantes y botas altas. No faltan ni el juez ni el cura con el monaguillo. En esta fase de semifinales exhibieron dos pasodobles que abordaba temas de actualidad: el encarcelamiento de Julián Muñoz y la agresión a un profesor por parte de su alumno que le provoca la pérdida de la vocación y que se jubile. El segundo pasodoble puso el vello de punta por el contenido y la interpretación. De la tanda de cuplé destacar uno alusivo a la convocatoria de un orgasmo por la Paz en el Mundo que se convocó el pasado 22 de diciembre y el autor resuelve que como buen malagueño tuvo uno por La Paz‚ por Huelin y por otras barriadas de la ciudad. El popurrí es un alarde de amor por Málaga que termina en tragedia. Dos contrincantes que se pelean por cantarle a su tierra terminan con un disparo simbólico (porque es con pistola de fogueo) tras la hazaña. El efecto gustó y la agrupación fue muy aplaudida. Y es que la comparsa de los Gallegos también se vino arriba en esta fase.
Mañana más…
Firmado: Perlimplín.
