El camerino es el santuario al que venimos a rezar justo antes de salir al escenario. Un momento familiar donde se conjuran voces y soníos negros que quieren escaparse por cada una de sus puertas. Pasearse por la zona de camerinos y escuchar a las agrupaciones dar su último suspiro antes de salir a escena, es un momento muy dulce que pocos tienen el gusto de saborear, un privilegio diría yo.
Una agrupación no son solo bombo, caja, guitarras y voces, también son parte maquilladoras, figurantes, y amigos que se prestan ayudar. En ese conjunto todos somos "la agrupación", y nos encontramos dentro del camerino momentos antes de una actuación como parte vital del grupo. Todos necesitamos de todos y nadie es más que otro.
En un camerino te preparas, haces voces, se afinan las guitarras y se ajustan hasta el mas mínimo detalle, llegas a cantar un par de veces alguna de tus coplas para templar bien la voz, y como colofón las palabras del director. Pondré un ejemplo, escuchar al Guti antes de salir al escenario es como subir al cielo y no bajar de él.
Al llegar al escenario, las manos de todo el grupo se atan a viva voz justo antes de abrir el telón. En ese momento todos somos uno y hasta que no terminamos la actuación no volvemos a ser quince, el resto de la agrupacion se reparte entre bambalinas, y los nervios se quedan atrás en el camerino.
Ya estamos listos para empezar.