Me costó llegar a esta tercera semifinal en el Cervantes pero lo logré y esto es más o menos lo que vi. Aparte de las actuaciones hubo más protestas por la descalificación de la comparsa de David Santiago. Se repartieron octavillas pidiendo la dimisión de la Fundación y se colgaron varias pancartas desde el tercer piso que decían cosas como: “Huérfanos estamos con vosotros ¿quién será el próximo huérfano el año que viene?”.
Uff! ¡Qué carnaval más movido!
Esto no me huele bien
Esta murga de El Guri presenta una situación muy rocambolesca. Son invitados de una boda a los que el menú les sienta fatal. Deben marcharse de la fiesta e ir directamente al inodoro. Desde este lugar recóndito del baño cuentan todas sus desgracias. No escatiman en recursos ni en poses exageradas. Y es que lucen traje y corbata de boda pero sentados en el retrete. Llevan revistero provisto de muchos ejemplares y bastante papel para pasar el tiempo. El lugar y la posición que ocupan no les impiden moverse por la escena.
La escatología abunda en el contenido de sus letras a excepción de la tanda de pasodobles donde optaron por la crítica. Y es que enumeraron algunos pasajes oscuros de la realidad social que vivimos y expusieron su temor a que vuelvan tiempos de represión pasados. El otro pasodoble se centró en mencionar aquellas costumbres ajenas que los malagueños terminan por importar. Hubo reproche para quienes no se disfrazan en carnaval.
El popurrí resulta divertido por su dinamismo. Esta joven agrupación sigue un camino ascendente.
En la cuneta
La comparsa de Arroyo de la Miel dirigida por Ginés González encarna el papel de autoestopista. El tipo‚ la música y las letras están imbuidos en ese halo bohémico que caracteriza a quienes toman carretera y manta‚ convirtiéndose en seres nómadas. Precisamente el telón de fondo es una infinita carretera que divide un páramo en dos y que se funde a lo lejos con un cielo azul plagado de nubes. El tono y el ritmo de la agrupación han cambiado respecto a otros años. Se ha hecho más melancólica e intimista pero no a costa de perder calidad. Los componentes van ataviados con pantalones vaqueros descoloridos y roídos‚ chaqueta y gorra informal‚ pañuelo al cuello y guantes negros con los dedos al descubierto.
En el repertorio de semifinales esta comparsa defendió dos pasodobles de altura y llenos de sensibilidad. El primero narra cómo se suceden las secuencias de amor entre Juan y Carmela‚ que son sordomudos. Se convirtieron doblemente en intérpretes: de coplas y de los anhelos de quienes tienen que emplear el lenguaje de signos para relacionarse con los demás. Y es que este grupo (para la que escribe Máximo Gómez y Ginés González) suele rastrear en nuevas realidades sociales y en las necesidades de colectivos menos favorecidos para convertirse en su altavoz. Para interpretar el pasodoble contaron con la participación de una intérprete que desde el patio de butacas hizo lo propio con el lenguaje de signos. El segundo pasodoble fue dedicado con suma delicadeza y respecto. El grupo aunó apoyo y palabras de ánimo para su representante Paco Bao y para su esposa Puri‚ la cual‚ atraviesa un momento delicado de salud. Resaltaron la amistad que les une y certificaron que están a su lado. El gesto fue muy sincero y emocionante para todos; los componentes de En la cuneta terminaron la copla abrazados. Enhorabuena por la letra y por el detalle!
De la tanda de cuplés hay que reseñar el segundo. En él se cuenta cómo una amiga extranjera tiene mellizos: uno de raza blanca y otro de raza negra. A éste último le cae hacer todo lo que él otro no quiere‚ menos en el apartado sexual. Ahí es donde el grupo hace el chiste.
El popurrí es un viaje lleno de sueños‚ capítulos nostálgicos y esperanzas.
¿Y ahora qué hago yo?
La murga que dirige Pedro Vera hace un retrato caricaturesco del marido que ha sido abandonado por su esposa. Desde la presentación hasta el último compás de la penúltima cuarteta del popurrí los componentes no dejan de hacer tipo. Éstos se presentan en pantalón de chándal‚ con camisa de cuadros desabrochada y dejando ver sin reparos su prominente panza sobre la que cuelga una lata de cerveza. El telón de fondo es el portal y la primera planta de un bloque donde está representada la mujer despiadada en actitud beligerante.
Ellos en el repertorio alardean de ser hombres normales pese a que no colaboran en casa y traen fritas a sus mujeres‚ de las que no entienden que se enfaden. El tipo les viene dado pero‚ claro‚ hay montar con humor y solvencia todo lo que él da de sí; y esto lo consiguen. Algunas escenas que describen son exageradas pero otras están llenas de autenticidad.
En los pasodobles de semifinales repasaron con mucha guasa cómo su señora había cambiado de look desde que se había roto la relación‚ pero terminan por ridiculizarla. El otro pasodoble es más acertado aún (dentro del tipo elegido‚ claro). Y es que con unas cuantas copas de más y llenos de buenas intenciones cuentan sus intenciones de volver con su esposa. Escriben una carta con los nuevos propósitos en una servilleta de papel de las que hay en bares y cafeterías; es decir‚ en papel sin consistencia alguna. Muy bien elegida la escena y el modo de trasladarla a una copla en la que hay mucho sentido del humor.
En los cuplés hubo una letra picante relativa a un vídeo que reside aún en la clandestinidad sobre las aficiones ocultas del niño de la Pantoja. Más ideal es el segundo en el que exponen con supremacía y arrogancia las habilidades innatas e intactas que tienen para ligar. Acaban diciendo que estarían dispuestos a dejarse seducir por Maite Zaldívar a quien sí le bajarían la basura.
La elección de la música en popurrí es inteligente y de él sobresalen varias cuartetas: una‚ relativa al momento del baño y otra en la que se enumeran las obras que hay por toda la ciudad para acabar diciendo: “Si tú me dices ven‚ por dónde tiro”. Bien por el final del popurrí donde se sinceran y desvelan que todo lo expuesto en una farsa. ¡Menos mal!
El arca
Esta joven comparsa llegaba desde El Palo -cuyos componentes visten al modo hebreo: túnicas de tela recia‚ turbante‚ zurrón y caña a modo de bastón o guía- destacó por el contenido de algunas de sus letras‚ aunque le faltó un poco de fuerza a la hora de transmitirlas. Cantaron a la figura de la abuela y a las miserias que sufre el pueblo cubano. En cuplés recordaron la mala suerte (gafe) que tiene Isabel Pantoja y sometieron hipotéticamente al alcalde de Málaga‚ Francisco de la Torre‚ a la máquina de la verdad.
Buena puesta en escena‚ con efecto sonoro de tormenta incluido al final del popurrí. Y ánimo para seguir el camino en estos carnavales.
Desde el aforo hubo voces que dijeron: ¡Se nota‚ se siente‚ El Palo está presente!
¿Los trovadores de señoras? Sí‚ al fondo a la derecha
Esta murga dirigida por Miguel Ángel Merchant pone mucho color y alegría sobre el escenario. Sus componentes van disfrazados de conquistadores de damas de la edad media‚ pero con un aire muy desenfadado. Llevan mallas negras muy pegadas que cubren las piernas. El cuerpo lo visten con una camisola de color con mangas de globo que va ceñida al cuerpo con un cinturón ancho con hebilla. Esta prenda va adornada con puñetas y cuello de encaje. Remata el disfraz un sombrero en forma de cono del que prende una romántica flor. En el telón hay representado su esperpéntico rey al que acompañan sus guardianes y una explosiva reina. Ellos llevan pelucas cortadas al estilo francés con flequillo. Ah‚ también lucen un delicado pañuelo en la mano y una original bandurria hecha de goma espuma. Resulta una murga agradable de ver y oír.
En el repertorio de semifinales cantó un pasodoble en el que apeló al diálogo entre Fundación Ciudadana del Carnaval y los grupos que tengan discrepancias para que no se produzcan sanciones como las que sufrió el año pasado la comparsa de Miguel Ángel Bermúdez. El otro pasodoble fue de guasa en el que se abordó una ingeniosa manera de practicar la fecundación in Vitro. Es decir‚ encima de la vitrocerámica. Si del encuentro sale niño‚ la propuesta para el nombre es Fagor y si es niña‚ Balay.
Los cuplés ganaron en tono picante y en chiste disparatado. Uno‚ estuvo relacionado con las obras y el tráfico en Málaga y la supuesta reacción de un GPS ante tanto follón; el otro‚ sobre lo que le pasó a una al que le dejaron una dentadura dentro del vientre cuando la operaron.
En el popurrí (que introducen con la ayuda del sonido de una flauta) abundan las descripciones de unos amantes muy tunantes. En conjunto resulta divertido.
La llama
Esta comparsa llegó al Cervantes procedente de la localidad gaditana de El Bosque. Exhibió buenas voces aunque la actuación fue de más a menos. Los componentes se ataviaron con un disfraz de fantasía compuesto por una amplia túnica de color anaranjado en distintas tonalidades cuyas mangas se cerraban con flecos anchos de tela. En la cabeza portaban un sombrero hecho también de tela y algunas plumas‚ emulando la forma que adquiere el fuego en plena acción. Presidía el escenario un gran antifaz de carnaval y a los lados colocaron unos ligeros y falsos telones con máscaras y pentagramas musicales.
En cuanto a letras‚ destacar un pasodoble crítico y audaz sobre lo que significa para algunos concursar en carnaval. Hablaron en tono triste sobre la rivalidad previa que mantienen algunos grupos y de su humildad a la hora de comparecer en las tablas. El estribillo de los cuplés era pegadizo y muy en consonancia con el tipo.
El popurrí no fue muy extenso y destacó la cuarteta en la que describieron todas las voces que aparecen en la modalidad de comparsa. El público ovacionó fuertemente a esta agrupación cuando se despidió del teatro.