Se trataba de un antiguo afán de la mayoría de los autores y uno de los aspectos debatidos durante el último Congreso: revisar las bases del concurso de coplas y adaptarlo a las nuevas formas que la propia evolución de los grupos de canto han ido configurando de manera destacada desde la última década. Durante los últimos meses miembros de la Asociación de Autores del Carnaval que preside Juambe Cobos han procedido a la revisión de las bases cuya redacción final ha sido aprobada por la Fundación.
Aunque los primeros festivales y encuentros de murgas y comparsas (del carnaval recuperado) datan de 1980, el concurso de agrupaciones fue instaurado oficialmente en 1983, y como tantas veces señala Miguel González Arjona, la convocatoria supuso la renovación y evolución acelerada de las agrupaciones a favor de unas formas y estilos musicales y letrísticos unificados y de mayor calidad. Permitió fundir la memoria del viejo carnaval republicano con los modos actuales, y especialmente, favoreció la proyección de jóvenes autores que a la postre serían el verdadero motor y espejo de todos los cambios posteriores.
Las bases del concurso de coplas han sido siempre motivo de discordia. Imposible reunir todas las aportaciones que los jóvenes autores iban incorporando a un concurso que evolucionaba cada año. El período 1983-1985 el concurso de modelaba entre la tradición y pequeñas aportaciones novedosas que serían más visibles a partir de 1986 y hasta 1991, aproximadamente, un tiempo en el que la consolidación mayoritaria de nuevos y jóvenes autores incorporados marcarán el devenir del concurso en todos sus elementos: puestas en escena, instrumentación, temática de las coplas, ordenamiento de voces, disfraz, etc., mientras las bases del propio concurso sufría modificaciones mínimas que no lograban alcanzar la magnitud de los cambios. Y será durante la década de los noventa cuando mayores sean los cambios y en los que mucho influirá la incorporación al concurso del Teatro Cervantes como escena y sus posibilidades (pensemos que durante años el concurso había deambulado por el Alameda y la Sala Falla del Conservatorio) que han propiciado una mayor proyección y quizá un mayor empeño en la calidad en todos los elementos que arropan a los grupos.
Esta madurez de hoy de nuestros grupos de canto, necesitaban esta reforma de las bases y su adecuación para lograr que, como en etapas anteriores, exista un medio que favorezca la evolución constante de las formas y estilos de las agrupaciones; y que las aportaciones de los autores y las bases avancen al mismo ritmo.
Las nuevas bases, entre otras incorporaciones, facilitan un mayor número de componentes en las agrupaciones y permiten hasta tres cambios de componentes en las distintas fases del concurso (innovación practicada por el grupo de David Santiago hace unos años y que propició su eliminación). Se propicia una mejor coordinación entre las exigencias artísticas de la agrupación y las posibilidades técnicas del teatro (una antigua reivindicación de los grupos). Se oficializa la posibilidad de contar con distintas músicas de pasodoble y cuplés (innovación escenificada por José Miguel Morales con la comparsa Así es la vida en 1992). Y se persigue un mayor consenso en la elección del jurado calificador; entre otros cambios.
30 aniversario (1980-2010)
El próximo mes de febrero la fiesta conmemorará el 30 aniversario de la recuperación de la fiesta y con esta revisión de las bases del concurso de coplas podría favorecer salir del letargo en que permanece sumido desde el comienzo del nuevo siglo, frente a las interesantes evoluciones de las décadas anteriores; y equilibrar esa balanza que ha supuesto la gran evolución de las celebraciones callejeras en las que las agrupaciones de canto deben reclamar también su propio espacio. La mayor libertad y apertura que las nuevas bases otorgan al autor, el director y a los componentes del grupo (cantantes o figurantes) debería favorecer una mayor evolución del grupo de canto también ideado para las celebraciones callejeras. Si los grupos lograsen pensar tanto en la calle como en el teatro, estoy convencido que con el tiempo lograríamos unas formas carnavalescas nuevas y quizá únicas; una proyección para la que los autores y grupos de hoy están suficientemente preparados hacia el objetivo conjunto de renovar la fiesta.
© David Delfín
Más información en:http://www.autoresdecarnaval.com/30102009LasnuevasBasesdelconcurso.php