Autores de ideas con telas y colores
(Diario SUR, 10 de febrero de 2002)
Por eso me llamo mundo, porque mudo; sentencia un refrán. Repaso en mi archivo, las innumerables páginas fotocopiadas de este periódico donde aparecen las fotografías de los primeros disfraces y de los más recientes, y aunque en los primeros atisbos de recuperar la fiesta del carnaval entre 1978 y 1979, primero fue la copla y luego el disfraz, la evolución del vestuario como primer elemento para la auténtica comunicación carnavalesca ha sido admirable, tanto en grupos y dioses, como en el disfraz callejero. Se inició la andadura con disfraces en los que se pretendía copiar la realidad con mensajes directos y personajes puros, y se ha culminado la travesía con el aprendizaje de la profunda significación que la palabra fantasía tiene como medio para abordar la realidad o para alejarse de ella, también para mudar lo que uno es por lo que uno quisiera ser. Es entonces cuando el disfraz revela más de lo que esconde representando la risa en la murga y el cuarteto antes de oír sus coplas, o el tratamiento más alegórico del mensaje principal en las comparsas, coros y grupos de desfile, o la presencia de dioses Momo y diosas como autoridades fingidas que exhiben una forma de esculpir el mundo real y el que no lo es, por parte de los otros autores del carnaval no cantado: Miguel Ángel Crespo, Rafael Ríos, Pepe Cachairo, Ana Jodar, Fernando Romero, Jesús Pendón, Manuel Martín, Manolo Sedeño, Juan M. Corral, Montse Segado, Juan A. González... todos ellos grandes creadores de carnaval, eso sí, con telas, colores, agujas e hilos.
© DAVID DELFÍN