La voz del pregonero
(Diario La Opinión de Málaga, 16 de febrero de 2004)
Del carnaval es tradición elegir entre sus participantes a quien han de ser sus dioses y asuman una función de autoridad, reguladora para los días que dure la fiesta. Sin embargo, desde la recuperación de la fiesta (1979), la figura del dios Momo y diosa han tenido una proyección más representativa que reguladora, más esplendorosa que significativa dentro de la fiesta, aunque el origen sea el reseñado. Durante este cuarto de siglo, la necesidad simbólica de quien asumiera esa función reguladora y reflexiva ha estado presente en la figura del pregonero. Cuando Julián de la Maza en 1980 (componente de la murga Los Maomas sin "H") se subió al escenario del Eduardo Ocón y leyó su "Justificación histórica de los carnavales", iniciaba el camino para que cada año la voz de un pregonero nos mostrara el devenir de una fiesta que debía, sobre todo, encontrarse con las vicisitudes de su momento histórico: la Málaga democrática. Un nuevo carnaval para una nueva sociedad. Un objetivo abordado con lucidez por los pregoneros Carmen Abenza (1992) y el Dúo Sacapuntas (1995) de los que a menudo solemos olvidarnos. Sin duda, el mayor logro del carnaval malagueño ha sido su ejemplar adaptación a la ciudad en el final de un siglo y el comienzo de otro. Pero que la dimensión festiva sea pequeña no significa que no esté cumpliendo su función: fiesta callejera, disfraz, coplas... necesidad de subversión social. Con el pregón de anoche, se ilumina la escena que es la propia ciudad, convertida en plaza pública; un entorno en el que no ha de existir ni escenario ni público, sino una sola unidad de festejantes. Sea usted quien ha deseado ser o, simplemente, decida por una vez ser usted mismo. Recuerde que su libertad es la de los demás festejantes y su voz es la de todos los pregoneros que en Málaga han sido. Feliz carnaval.
© David Delfín