La segunda semifinal alcanzó nivel de gran final. Los ¡Cuchá Málaga! tocaron la gloria con un pase espectacular. Torremolinos sacó artillería en una noche de quilates. Valientes pasodobles de Alhaurín en busca de la gran final. Marbella encandila al público con su buen hacer.

Cada grupo busca su esquina en la calle. Su reducto donde hacerse fuerte y conquistar las risas o la emoción de cada paisano que se pare a escuchar. Los aficionados también tienen una esquina al ladito del Cervantes. Una horita corta antes de la función, entre bebidas espirituosas, las tertulias ganan adeptos e intensidad. Bendita sea la charla sana con guasa antes de entrar al teatro. Les animo a practicar este uso donde nadie es mal recibido. La vida tiene estas cosas. Una semana al año donde los reencuentros bajo el reinado del Dios Momo, se bendicen entre risas y porqué no, alguna que otra puya entre dientes de las que no son capaces de salir a la plaza pública. Los carnavaleros somos unos disfrutones y que siga así la historia por siempre.