Con el color de Picasso
(Diario La Opinión de Málaga, 5 de febrero de 2004)
Picasso ha vuelto a casa. Sobre el oscuro del teatro Cervantes se proyectan imágenes de un niño y una ciudad... La luz que vio Pablo al nacer, la magia que lo hizo pintor, la diste tú (málaga azul), mientras suenan los primeros acordes de la comparsa de Alhaurín El Grande, Los Pioneros... Ese mismo color de Picasso al pintar, hoy te vengo a traer, carnaval. Se ilumina la escena y de un grandioso cuadro salen diecisiete personajes disfrazados de una sola estética picassiana creada por el gran Rafael Ríos. Con el color de Picasso, enamorarte quisiera; Málaga, con emoción, yo llevo en mi corazón, a tu gente y tu bandera. El autor de las coplas, Ignacio López Soriano, recrea en los pasodobles su particular visión de algunas obras del pintor. Sobre la reproducción de El Guitarrista Ciego (1903) se denuncia la soledad en que viven muchos ancianos. A partir de Los Tres Músicos (1921) se anhela la grandeza del carnaval. El Viejo Judío de 1903, servirá para recordarnos algunos males de nuestra sociedad y, entre ellos, el racismo. Los Volatineros (1905), familia de saltimbanquis que el autor sitúa en la magia del circo de su propia niñez. En la crónica del popurrí se relatarán los primeros años del pintor... Cuenta, que en la Plaza de la Merced, un niño vino a nacer, para dar orgullo a esta tierra bendita... cuenta, que a los diez años lloró, cuando su casa dejó... Paso breve por La Coruña, para después arraigar, en tierras de Cataluña... En noches sin fin, del Paralelo, entre humo y carmín, nace un anhelo: ir a París y, en Montparnasse, entre mil genios, hacerse uno más... Pintó de azul y de rosa, miserias que conoció... que allá en París, gozó y sufrió; en la bohemia, hasta que al fin, Pablo triunfó. El arte cambió... La mañana en que fue inaugurado el museo y en los días siguientes, durante los que no se habló de otra cosa, nadie recordó esta fenomenal comparsa disfraza con el alma del pintor. Carnaval de 1994. Para que nadie la olvide, aquí -al menos- la recuerdo yo. Del color de Picasso, los sueños de un arlequín, fueron tiñendo los pasos, por los que vuelvo a Alhaurín.
© David Delfín