-Háblame de vuestra murga, Los Chupitiras, y del carnaval 80.
-Aquel carnaval fue algo maravillo. Después de cuatro décadas sin festejos, salimos a la calle con la novedad de divertir al pueblo; nos sentíamos protagonistas de algo concreto y queríamos mostrarlo a Málaga. Cantamos en el Eduardo Ocón, y uno del grupo, como nos llamábamos Los Chupitiras, ofreció al público almejas... A nuestra peña no le concedieron una caseta en el Parque. Después de aquel año, las circunstancias profesionales y personales me impidieron continuar más año dentro de la fiesta... Todavía cuando llega el otoño y el invierno echo de menos los ensayos, con lo bien que lo pasábamos...
-¿Cómo acogió vuestra Peña la idea de hacer una murga?
-El presidente de entonces, Álvaro Martín Montalvo, nos apoyó mucho. Pero yo fui el motor de la iniciativa dentro de los socios, y de todos los detalles: el vestuarios, los instrumentos... y los gastos totales los apalabré con el dueño de Electro muebles, de la Alameda de Capuchinos, Tomás Zarza, una excelente persona que se ofreció, puso veintitantas mil pesetas (de las de entonces) para todos los gastos de la murga. El bombo tenía impreso por una cara la murga, y por la otra anunciaba Electro muebles Zarza...
-¿Y qué recuerdos tienes de la acogida del público?
-Fue lo mejor. El día del pasacalles, acordamos el grupo ir a comer a un merendero del Palo, íbamos disfrazados, y en el propio merendero la gente que allí estaba nos hizo cantar y cantar; así que era la hora de volver al Centro para el desfile y nos dejaban irnos. La gente llamaba a sus padres y abuelos para que viniesen al merendero a vernos, porque decían que llevaban años que no veían carnaval. Luego una familia nos llevó a su casa, para que nos pudieran ver unos abuelos... Fue algo inolvidable.
-¿Tuvo continuidad la murga después de 1980?
-Yo no pude seguir por motivos de trabajo, y creo que algunas muchachas de la peña hicieron un grupo, Las Ratitas Savias; creo, no sé si solo salieron para la calle. Pero el grupo Los Chupitiras no volvió a salir. Aunque algunos componentes, años después, hemos recordado la murga con actuaciones en algunos hogares del Pensionistas. Fuimos a Vélez, en Benamargosa, a Álora, y algunos pueblos más; pero para cantarles a los jubilados... En Vélez fue muy emocionante, porque hubo abuelos que cantaban las coplas con nosotros y otras que ellos recordaban de sus tiempos...