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Cuando a todos nos faltaba experiencia...

Dom, 05/06/2016 - 20:06 -- David Delfín

Falleció Miguel Ángel Crespo, el murguista, el creador de disfraces, el presidente de la Fundación; a quien el carnaval siempre tuvo cerca, también cuando a todos nos faltaba experiencia.

Carnaval quería nuestro pueblo, y por fin su fiesta consiguió, carnaval cuando llegó el invierno, resucitó tan bella tradición. Ay, Málaga, en 40 años; no ha habido alegría, sin tu carnaval, queremos muy modestamente, el sentir de un pueblo, en tus coplas cantar... (Los niños de la Miga).

Miguel Ángel se incorpora al carnaval en 1980, en el momento de la recuperación de la fiesta.  Los recuerdos de su padre sobre las viejas celebraciones republicanas, el ambiente peñístico en el que tanto se relacionaba, y su dedicada labor asociativa en la nueva barriada del Parque del Sur donde vivía, donde trabajaba, donde fundaría una cofradía de gloria, donde organizaba pastorales, donde tanto... lo llevarían a la fiesta de febrero donde también todo estaba por hacer. Crea la murga Los niños de la Miga en recuerdo de aquellas guarderías de antaño en las que el pan era parte del sustento con la  colaboración de amigos y familiares: los hermanos Alcaide, su pareja Paco, luego Juan Requena y Loli Barrionuevo..., una murga que tendría continuidad hasta 1982. Una agrupación que sería mucho más que una murga, un grupo de amigos que actuaban casi todo el año por las peñas (también villancicos por Navidad: Estos niños de la Miga, cantamos con ilusión, villancicos malagueños, que salen del corazón. De las playas de San Andrés, han llegado pescadores, para llevarle al niño Dios, chanquetes y boquerones...);  y que entre muchos logros, organizarían una recolecta de víveres para el asilo de Los Ángeles, durante una de las más graves penurias del centro, recaudando además una considerable cantidad en metálico. Una murga mixta, una murga de amigos, de padres e hijos, sensible a todo.

Tuvimos una experiencia, que nos hizo llorar,  fuimos pidiendo alimentos, para la Tercera edad, cantes con alegría y con pena, por barrios y alamedas, les fuimos a ofrecer, y esta tierra maravillosa, se sintió generosa, y supo responder. Les vamos a cantar, la forma de actuar. Llegamos hasta el asilo, donde para comer no había, y les entregamos alimentos, con muchísima alegría, los viejos lloraban, y la murga cantaba...

Y tras esta primera fase de aprendizaje, llegarían las murgas Los angelitos de la noche (1983);  Los Pitufos (1984), y, Los Chiqui-Chocas, primer premio en 1985 y sobre la que tanto bromeé con él cuando le refería que era una murga sin estribillo, lo que era verdad, si bien también lo era que, entonces, los pasodobles los remataba con un estribillo, al igual que el popurrí que solía tener varios. Así hasta 1987 cuando cerraría su periplo como murguista con Siete novias para siete hermanos, una agrupación que bien define el modo murguista de aquellos primeros años posterior al recuerdo de las coplas del Bollero: gracias, desenfado, picardía, sugerencias, y criticas locales; sí, porque su gran afán era que las coplas recogieran todo lo criticable en la ciudad.

Tenemos un Ayuntamiento, con mucha gracia y salero, que en vez de hacer escuelas, quiere hacer un cementerio [San Gabriel]. Han comprado unos terrenos, que valen una milloná, y los pobres malagueños, lo tenemos que pagar. Según el Ayuntamiento, todo tiene explicación, pa la leche que comemos, es la mejor solución. No nos queda más remedio, que dejarlo y decir sí, por lo menos en el futuro, tendremos donde dormir. Aquí tenéis señores, una pequeña historia, de lo que es la Democracia, para llevarnos a la gloria. Estos Niños de la Miga, no sabemos qué decir, pero por lo que más quieran, que nos dejen vivir.

Luego llegaría su etapa dentro del seno de Asociación Amigos del Carnaval, ya con Rafael Acejo al frente (1987), dedicado a lo que más le gustaba: la coordinación con los grupos de canto, donde más podía aportar, y de donde comenzaría su etapa como diseñador de disfraces. Una labor que había realizado para su grupo y que entonces se afianzaría durante casi veinte años. Antes que diseñador había sido murguista y ese aprendizaje sería definitivo para sus creaciones. Los disfraces de Talleres Miguel Ángel eran murguistas, definían el mensaje, la idea, el personaje elegido por una agrupación..., sabía hacer reír y parodiar con telas y colores.  La aguja oro, decía en voz alta Jorge Montesinos, el Chino; y repetíamos todos  en los años 90, mientras mantenía una más que interesante pugna con Rafael Ríos, más orientado al disfraz de comparsa. Pero también estuvo ahí cuando hubo que poner sobre el remodelado teatro Cervantes los primeros Dioses Momo y Diosas a finales de los ochenta y primero noventa, y hubo que mostrar el esplendor actual por el que nuestros dioses debían ir. Como así sería. Porque entonces a todos nos faltaba experiencia. La misma inexperiencia que los grupos mostraban sobre el teatro Alameda y Miguel Ángel Crespo estaba ahí, tras el telón, aconsejando, midiendo los espacios, los tiempos, afinando los disfraces, las puestas en escena; ofreciendo soluciones cuando más falta y más apoyo necesita un grupo, sí, porque entonces a todos nos faltaba experiencia, menos a él.

Ya a principios del nuevo siglo se haría cargo de la presidencia de la Fundación durante once años. Me conocía desde niño, había compartido el ambiente familiar de las peñas y Los niños de la Miga; sabía que me interesaba la fiesta, cuando leía mis primeros artículos en SUR en los 90, me llamaba y me animaba a seguir escribiendo... Nada más llegar a la presidencia del Fundación me pidió que coordinase las conferencias inaugurales con el Áula de Cultura de SUR, y aquí seguimos. Nada más llegar, La Opinión de Málaga comenzó una serie anual de publicaciones sobre la fiesta con María Antonia Delgado a quien le habló de mí para compartir letra impresa, y así fue durante un par de años.  Y una década al frente de la Fundación en la que procuró mantener lo que ya existía y hacer crecer la calle y todas su variantes, cuando la apuesta municipal y el de la empresa privada era más que discreta, cuando el carnaval tenía una gran repercusión interna, y no lograba tener el espacio exterior que hoy tiene; seguramente porque todo esto sucedió cuando a todos nos faltaba experiencia y mucha, y él ya la había adquirido.  Descanse en paz.

Estos niños de la Miga, no queremos presumir, pero estamos muy graciosos, vestidos así...

Tu amigo, David Delfín.

Nota. Fotografía de los momentos previos de la conferencia inaugural que el periodista Teodoro León Gross ofreció en Ámbito Cultural en 2010, junto al escritor y director del Áula de Cultura de SUR, Pablo Aranda, el arquitecto Salvador Moreno Peralta quien hizo las labores del presentador del articulista de SUR; y Miguel Ángel Crespo, en primer término.

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