Idea de carnaval (1)
(Diario SUR, 9 de febrero de 2001)
Conforme la vida cotidiana se va globalizando en sus acontecimientos cada vez más universales o con la imitación de modelos casi únicos, es la forma en que cada pueblo mantiene vivo y celebra sus viejos acontecimientos populares la que nos permite saber cuál es nuestro verdadero lugar como individuos pertenecientes a una comunidad determinada. El aprendizaje de nuestra propia identidad no nace sólo de una voluntad de reconocimiento, sino también de una necesidad de memoria y legado, gracias lo cual mantenemos presente lo que somos más allá de nuestro nombre y apellidos; un espacio de vida por el que nos movemos a diario mitad personas y mitad personajes mostrando ambos lados en un juego inherente a nuestra condición humana que nos permite mostrar tanto nuestra capacidad de asimilación y conformismo como de protesta, nuestra capacidad de inferir en el presente como de prever las consecuencias del futuro, o de caminar entre la realidad y la utopía con una voluntad festiva que nos recuerda que vivir es, sobre todo, una forma de llegar al conocimiento también desde la comicidad como método para comprender mejor el mundo que nos ha tocado vivir, eso sí, desde el punto de vista de los que saben reírse (de sí mismo y de los demás) en voz alta.
(C) DAVID DELFÍN