La risa de Pariente
(Diario La Opinión de Málaga, 12 de febrero de 2004)
José Carlos Muñoz Pariente es el murguista más celebrado de los últimos años, quien mejor ha sabido recoger los sucesos (locales y nacionales) más extraordinarios o más comunes para relatarlos según su particular visión. De su enorme ingenio ha surgido una risa que, al cabo, es un privilegiado documento en el que se dan cita la crónica y la crítica, la burla y la sátira como modelo de entendimiento social durante el carnaval: ríete conmigo y observa el mundo como lo veo yo. Málaga tú eres así, callejuelas sin fin, eres una alegría. Qué bonito es pasear, estando en soledad, por la calle Compañía. Y para hacer una moraga, lo mejor es que la hagas, en la plaza El Carbón. Tú, para encontrar clavo y pimienta, seguro la mejor tienda, es la calle Especerías. Si todavía no has hecho la mili, vete para calle Cuarteles, y déjate de tonterías. Aquí nadie se pelea, todo es tranquilidad, ni te pegan navajazos, ni te quitan la cartera, puedes dormir tranquilo, pasan coches y no te enteras, ay qué barrio más tranquilo, 25 Años de Paz. Y la gente que no piensa, para ir a Las Pirámides, todo el mundo se va a Egipto, en vez de coger un avión, yo que soy un poco más listo, cojo el 15 en la Palma, y allí estoy en un pispás... (Hiji arsa esto es una comparsa, 2001). Su risa posee una condición jocosa del más alto nivel dentro del amplio abanico de referencias que permite la retórica carnavalesca cantada. En sus murgas el personaje habla de acuerdo a su disfraz, ya sea de político, comparsista, ocupa, o niñato, con los que Pariente (en el contexto de la cultura carnavalesca) ha ilustrado el cancionero actual de burlas ciudadanas como testimonio de lo que es necesario decir y casi nadie se atreve, todo ese abanico de referencias que existen y de las que nadie hablaría de no ser por los autores de carnaval. El levante y el poniente, me elevan hasta las nubes, cuando hago parapente, son las cosillas que escribe, el majaron del Pariente... No está nuestra fiesta sobrada de murguistas como él, capaces de hacer reír y hacer pensar. Al contrario. A su vuelta en 2005, les contaré.
© David Delfín