Decir cuarteto en Málaga, es nombrar a Manolo Rueda. Ninguna otra modalidad de canto tiene las dificultades y posibilidades del cuarteto; ya saben, cuatro personajes que representan una parodia dialogada, cantan (sin acompañamiento instrumental) unos cuplés más un estribillo, y entonan un popurrí.
Cuando el cuarteto del Palo iba a cantar, Manolo solía advertir al público: "señores, el cuarteto va a cantar, el bar del teatro está abierto", y a partir de entonces conseguía que ya no nos fijáramos en la pobreza habitual de estructura musical, y sí, en la riqueza de los temas que siempre han abordado en sus parodias, en los que nada les ha sido ajeno: Iglesia, Monarquía, Ayuntamiento, etc., y entre sus temas más reivindicativos, el río Guadalmedina: su mal estado, sus continuas obras, ect., desde su primer grupo en 1983: Don Segismundo y sus alumnos, hasta los noventa, años en los que Manolo Rueda, Rafael Mellado, Antonio Martín y Paco Gaitán ofrecieron con sus diálogos ingeniosos y brillantes improvisaciones, auténticas lecciones sobre el carácter festivo de quienes son capaces de reírse de sí mismos y de los demás, pero en voz alta.
Para muestra un botón; hubo unos inviernos en que su Majestad el Rey don Juan Carlos sufrió pequeños accidentes mientras esquiaba, en 1992 este autor lo reseñó así: El Rey estaba esquiando en Baqueira i Beret..., -Majestad, ¿otra vez se ha caído usted?, -Fue cuando iba a dar un saltito..., -Majes-tad, se cae usted más que los amasquillos. Si la murga es la fiesta del carnaval, el cuarteto es la esencia festiva de cuantos conceptos comprende el término carnaval.
(Diario La Opinión de Málaga, 18 de febrero de 2003)