Un "peaso" pasodoble
(Diario La Opinión de Málaga, 19 de febrero de 2003)
El pasodoble es el alma de la comparsa; de la murga es, a menudo, su copla de espíritu más crítico. Recordemos cómo ha sido la evolución en una y otra modalidad en los últimos veinte años. La copla en nuestro carnaval supone la referencia que mejor expresa el ciclo festivo que se inicia cada mes de febrero, luego no sorprende que las primeras murgas utilizaran sus pasodobles como reafirmación de la fiesta recuperada después de casi medio siglo, y más decididamente, como muestra de identidad comunitaria (piropos a Málaga, sus barrios, sus gentes, a la mujer malagueña, ect); relegando el espíritu crítico a años posteriores como réplica a estos mismos temas e inquietudes. Desde mediados de los noventa, el pasodoble en la murga es además el análisis satírico que mejor está expresando en nuestro tiempo la crisis ideológica de los valores tradicionales. Tú que me dejas embobao, cuando pasas por mi lado, vaya mujer sorprendende, mira si eres tú sorprendente, que cuando enseñas la lengua, es un muestrario de pendientes, cantó la murga de Muñoz Pariente en 2001. Para la comparsa, el pasodoble representa su mayor ambición, ya que siempre ha tenido como seña de identidad la denuncia; en los primeros años ochenta más con el corazón que con la cabeza, y luego, desde responsabilidad personal de quien escribe situándose en la posición más cercada a los acontecimientos. Si estos días por la ciudad oye el punteo de una guitarra, la letra de una copla, unos coros repitiendo un compás, y unos adornos por quejíos; párese un momento y escuche con atención, es una comparsa cantando un "peaso" pasodoble.
© DAVID DELFÍN