"La piedra de la locura" por David Delfín
CarnavaldeMalaga

<p>Con este t&iacute;tulo recuerdo aqu&iacute; el cuadro de <strong>El Bosco</strong> en el que un m&eacute;dico medieval extrae del cerebro de su paciente la piedra que supuestamente causa la locura en &eacute;l. Desde que vi por vez primera el lienzo en el Museo del Prado ese concepto que querer capturar en la mente lo que causa nuestros males o lo que pudiera hacernos felices; en el primer caso para ser extirpado y en el segundo para conservarlo; me ha fascinado. Pensemos en la informaci&oacute;n con que alimentamos nuestros ordenadores o en los virus que eliminamos con herramientas y programas inform&aacute;ticos; o en los libros que adornan las estanter&iacute;as de casa a modo de sabidur&iacute;a (o placer simplemente) que introducir en nuestras mentes. Todos son piedras y algunas de ellas diamantes. </p>
<p><br />
Y desde la Edad Media y el Renacimiento hasta nuestros d&iacute;as; ha perdurado el carnaval como la forma m&aacute;s aut&eacute;ntica de los festejos colectivos con la que liberar gracias a las m&aacute;scaras el cuerpo; e incluso; el alma; y en las que el simbolismo carnavalesco facilita introducir en nuestras mentes piedras de burla o de reflexi&oacute;n de risa y de s&aacute;tira de dolor o denuncias; aspectos muy presentes en nuestras coplas carnavalescas. El tema de una murga o comparsa y m&aacute;s concretamente el personaje siente recuerda vive y expresa un mensaje directo a un hipot&eacute;tico interlocutor: un concejal un alcalde un pueblo&hellip; Una locura colectiva quem&oacute; iglesias y conventos en mayo de 1931 en M&aacute;laga y otra individual mat&oacute; al joven <strong>Caparr&oacute;s</strong> por alzar la bandera andaluza. Un don colectivo hizo del carnaval malague&ntilde;o una piedra dentro del pensamiento colectivo de una ciudad y su provincia entre coplas disfraces y carrozas durante el siglo XIX y hasta 1936; y otro don irrepetible hizo que esa misma fiesta actualizada resurgiera entre 1979-80 como si cuarenta a&ntilde;os de oscuridad no fueran necesarios para extirpar el recuerdo de un tiempo festivo muy diferente a cualquier otro en el que se verifican hechos sociales (denuncias cr&iacute;ticas al poder local sucesos) desde la burla y/o la reflexi&oacute;n. <br />
</p>
<p>Hoy comienzan las semifinales del concurso de coplas en el Teatro Cervantes y que el Intocable del Cervantes (como se le conoce en el carnaval a <strong>don Salom&oacute;n Castiel</strong>) crea que el teatro es suyo; es actuar con una m&aacute;scara que no le corresponde;&nbsp;o que cada a&ntilde;o imponga nuevas reglas a los grupos (no tirar papelillos el horario&hellip; a ver qu&eacute; se inventa este a&ntilde;o) es una aptitud que la coplas no pretenden extirpar sino hacerle ver a Castiel su falta de visi&oacute;n. Durante los d&iacute;as del concurso de coplas y desde que en 1988 el carnaval regresase a este teatro tras su remodelaci&oacute;n como si la fiesta saltara de la calle (lo popular) al teatro (lo burgu&eacute;s); ha resultado un s&iacute;mbolo de trasgresi&oacute;n como no hay otro en la ciudad&hellip; </p>
<p>Una de las ocasiones que visit&eacute; El Prado para volver a ver este lienzo me sent&eacute; en el suelo y permanec&iacute; muchos minutos casi sin parpadear observ&aacute;ndolo; hasta que el vigilante de la sala vino a preguntarme si me ocurr&iacute;a algo; justo cuando comprend&iacute; que el verdadero loco del cuadro no era el enfermo; sino el m&eacute;dico. </p>
<p>&copy; David Delf&iacute;n<br />
<a href="mailto:david-delfin@grupogea.com">david-delfin@grupogea.com</a></p&gt;
<p><strong>M&aacute;laga seg&uacute;n sus coplas de carnaval. El buen ejemplo.</strong></p>
<p>Hace tres cuartos de siglo<br />
desde que el demonio quiso<br />
vestirse de malague&ntilde;o<br />
y en la estupidez de una ma&ntilde;ana<br />
quiso ver entre las llamas tus templos.<br />
Quiz&aacute; por las amapollas de mis dedos<br />
y por las cicatrices que me sobran<br />
me siento como aquel imaginero<br />
llorando mientras contemplaba el fuego<br />
que estaba consumi&eacute;ndole su obra.<br />
Quiz&aacute; porque una letra<br />
tambi&eacute;n es como una imagen<br />
y nadie le puede negar un templo<br />
me indigno cuando veo que el Cervantes<br />
tiene a un ignorante<br />
pa su gobierno.<br />
Salom&oacute;n yo s&eacute; que esto es la mina<br />
que t&uacute; so&ntilde;abas<br />
pero cuidado con mi gente<br />
que es m&aacute;s grande y m&aacute;s valiente<br />
que siete reina de Saba<br />
y montao sobre estar tablas<br />
yo me siento propietario<br />
y por eso no me escondo<br />
y digo que eres un tonto<br />
que tiene nombre de sabio.<br />
Y aunque los carnavaleros<br />
nos consideren don Nadie<br />
no merece nuestra fiesta<br />
ir mendigando una fecha<br />
como si t&uacute; fueras alguien.<br />
Pero si al final consigues<br />
meterle fuego a este templo<br />
tan solo quiero pedirte<br />
que sea conmigo dentro.<br />
Y si no quieres que cante<br />
porque nos falta estilo<br />
la pijada y el remilgo<br />
que t&uacute; quieres pa el Cervantes<br />
preg&uacute;ntaselo a sus due&ntilde;os<br />
que son to los malague&ntilde;os<br />
que est&aacute;n sentados delante.</p>
<p>Comparsa PALOSANTO 2006. Autor M&aacute;ximo G&oacute;mez Padilla.<br />
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